martes, 29 de enero de 2008
EL SAQUEO DE ASUNCION – 1° de febrero de 1869
Las tropas brasileras, al mando de Caixas ocupan la ciudad el 1° de enero de 1869, y creyendo terminada la guerra se embarca para Río de Janeiro, en tanto las tropas argentinas acampan a una legua de la ciudad, al mando de Emilio Mire.
El presidente Sarmiento, con vistas a la historia, aprueba este proceder:
“Aplaudo la determinación prudentísima de Ud. de no entrar en Asunción, dejando a la soldadesca brasileña robar a sus anchas. Esta guerra tomará proporciones colosales en la historia y es bueno que nuestro nombre figure limpio de reproche” (Sarmiento a Emilio Mitre. Buenos Aires, 21 de enero de 1969- Obras Completas, 10 tomos. Buenos Aires 1888-1913)(AGM.t.II.p.308)
El “robar a sus anchas” por parte “de la soldadesca” de que hablaba Sarmiento, se hace de una forma que horroriza.
“Novecientas mujeres que cayeron en poder de los brasileños fueron víctimas de la lascivia de la soldadesca…Los brasileños, posesionados de la ciudad, se entregaron al más implacable saqueo y devastación. Ni las legaciones, ni los consulados, ni los sepulcros, ni las iglesias fueron respetados. La tarea destructora siguió varios días. Durante la noche, las casas de fácil combustión, incendiadas después de saqueadas, y grandes fogatas alimentadas por los muebles sin valor y por puertas y ventanas, alumbraban el cortejo de vehículos que transportaban hasta los buques los frutos del saqueo. Las embarcaciones zarparon hacia Buenos Aires y Río de Janeiro repletas de objetos de valor. La escuadra brasileña también se prestó a esa tarea” (Cardozo, Efraín. “Paraguay independiente”.p.245, en Historia de América y de los pueblos americanos, dirigida por Antonio Ballesteros y Beretta. t.XXI. Barcelona 1949)
Así llevaba Mitre y Sarmiento la “civilización” al Paraguay y liberaba a su pueblo del “tirano”. Así se inició la regeneración de “ese pueblo bárbaro”.
Hasta las tumbas y cadáveres fueron despojados. Cuenta un testigo de aquellas aberrantes escenas:
“A mediados del año 1869 visitamos el cementerio de la Recoleta, y quedamos pasmados ante el repugnante espectáculo que presentaba aquel recinto. Los aliados vencedores del Paraguay, habían extendido ignominioso saqueo de la ciudad de la Asunción hasta el valle santo, donde descansan los muertos; demoliendo nichos deshaciendo los ataúdes y cajones fúnebres, violando cadáveres, en busca de alhajas…” (Godoi, Juan Silvano. “Monografías históricas” primera serie. p.105 – Juicio crítico Emilio H. Padilla, 2° edición Felix Lajouane, editor. Buenos Aires, 1893) Juan Godoi, fue convencional del 70, puntal del liberalismo.
Años después, un flemático caballero ingles (H.F.Decuoud) seguía echando paladas de tierra sobre López y absolvía a aquellos criminales: “En realidad – decía con cinismo - los Aliados hicieron muy poco para aliviar las miserias de aquel pueblo, pero no abusaron de su victoria con actos de ninguna especie”. (Cunningham Graham. “Retrato de un dictador”.p.221) …Si, es evidente que los aliados “hicieron muy poco para aliviar las miserias de aquel pueblo”. Lo que no es cierto, es que “no abusaron de su victoria con actos de ninguna especie”.
Las riquezas de aquel pueblo humilde y laborioso, los tesoros penosamente acumulados, los muebles valiosos, las alhajas de las sepulturas, todo fue llevado en barcos al exterior, principalmente a Buenos Aires.
Sánchez Quell, da la descripción (que atribuye “un contemporáneo” que no es otro que H.F Decuoud) de la llegada de los barcos:
“Desde los últimos días de la primera quincena de enero de 1869, comenzaron a llegar al puerto de Buenos Aires, buques cargados de muebles, frutos del país , etc., saqueados de Asunción del Paraguay, los que eran vendidos públicamente. La población concurría a la llegada de estos buques por la avidez de conocer el contenido de aquellos cargamentos, quedando estupefactos muchos de los curiosos ante la calidad, belleza y valor subido de tantas obras y objetos artísticos de que se componían, particularmente en presencia de unos juegos de sala, tapizados de pura seda, y otros muebles con primorosas incrustaciones de nácar; hermosos juegos de dormitorios, construidos de finas y delicadas madera, con aplicaciones de otros materiales representando bouquets de flores; pianos de las mejores marcas conocidas entonces; objetos de plata maciza, como cubiertos, lavatorios, jarras, templaderas; Preciosas tapicerías, etc. ; la hermosa y lujosa carroza presidencial que sirvió a los dos presidentes de la República, los López, para los actos oficiales; y, finalmente un sinnúmero de otros objetos de adorno y de culto, entre éstos, imágenes diversas e inestimable mérito como trabajo escultórico y por la calidad de sus pinturas que, a pesar de su antigüedad secular, permanecían inalterables” (Sánchez Quell. “La diplomacia paraguaya. p.236) (H.F.Decauod. “Sobre los escombros de la guerra. p.37)
Eran “los frutos de la civilización” llevada a cabo por Mitre y Sarmiento. Menos mal que las tropas argentinas acamparon a una legua de Asunción, si no se traen hasta la tierra. Los brasileros no fueron menos, y los barcos viajaban “hasta la línea de flotación”
Las descripciones de los saqueos no son fruto de ideas tendenciosas de antiliberales ni desvaríos revisionistas; El propio Cónsul de Francia protesta a Caixas por el prolijo saqueo de su representación: “Asunción fue tan indignamente saqueada como una ciudad tomada por asalto”…”He visto saquear el consulado de Portugal y la Legación Norteamericana” (Asunción, 13 de enero de 1869, Citdo por Decoud, “Guerra del Paraguay,p.189)
No hubo prejuicios de nacionalidad: todo fue saqueado “democráticamente”.
A medida que avanzaban los ejércitos de tierra, las poblaciones se saqueaban de forma similar. El 12 de agosto de 1869 toman Piribebuy, y caen en manos brasileras los tesoros que López había puesto en custodia del ejército nacional. Todo fue robado y trasladado a Brasil, en impresionante requisa, de la que hicieron inventario para que la historia al fin tuviera testimonio del saqueo. (Ver inventario levantado por los coroneles Decamps e Marques de Souza. AGM.t.II.p.311)
Lo que no pudieron llevar lo destruyen: arrasaron las industrias, la fundición de hierro de Ibicuy, las fabricas de implementos agrícolas y se encargó al ingeniero Jerónimo de Moraes Jardim, la destrucción e incendio de Ibicuy: La “civilización” había llegado.
La “civilizada” oligarquía porteña pudo decorar sus residencias con los finos objetos robados y requisados a los “bárbaros” paraguayos, y los mercaderes del puerto pudieron continuar sus negocios aprovechando la experiencia obtenida en “heroicas jornadas” como vivanderos de los ejércitos en operaciones.
Un punto de atracción de muchos de esos comerciantes y agiotistas, fue el local de Don Mariano Billinghurts . (AGM.t.II.p312) Descendiente de Robert Billinghurts, nacido en Surrey, Inglaterra, del que desendieron Robert y Mariano, guerreo de la independencia, y que luego ofreciera a López armarle la flota.
El “botín de guerra” previsto en le tratado de la Triple alianza fue en gran parte a subasta pública en el salón de Don Mariano, bajo la complaciente mirada de Sarmiento que quería mantener la historia y su nombre “libre de reproche”, no obstante lo cual mando adquirir algunos objetos que pertenecieron a López para decorar la casa de gobierno.
Cuando Su Alteza Real el Príncipe Luis Felipe de Orleáns, (más conocido como conde d´Eu y yerno del emperador Pedro II) llego a Buenos Aires, fue recibido en la casa de gobierno por Sarmiento, el mismo día que se inauguraba el mobiliario y tapicerías francesas obtenidas en lo de Don Mariano Billinghurts. El conde asentó en su diario: “se dice que pertenecieron a López” (Archivo del conde d´Eu. Archivo de la familia real en Petrópolis)
Es evidente que “la civilización” si había impuesto.
Fuente:
García mellid. Atilio. "Proceso a los falsificadores de la historias del Paraguay"
jueves, 20 de diciembre de 2007
Una respuesta al editorial del diario la Nacion de Buenos Aires
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En momentos de agitación, enfrentamientos, sangre y muerte en la Argentina, Francisco Solano López hijo del presidente del Paraguay Don Carlos Antonio López, y luego de la batalla de Cepeda en la que Mitre ve derrotado a su ejercito por el de la Confederación al mando de Gral. Urquiza; el que seria luego presidente del Paraguay, como mediador voluntario. oficioso y eficiente, logra imponer la paz con el Pacto de San José de Flores, en cuya plaza en la actualidad se recuerda el memorable acontecimiento. Por el resultado de su gestión fue ovacionado el entonces Coronel Francisco Solano López por la población agradecida de Buenos Aires, cuyos habitantes a su paso le arrojaron flores.
El pacto que conformaron Uruguay, Argentina y Paraguay, para defenderse mutuamente ante la evidente pretensión expansionista y avasalladora del Brasil estableció el compromiso para el caso en que cualquiera de ellos fuera víctima de la pretensión lusitana.
Ninguno de los otros dos ni el Uruguay de entonces ni la Argentina respetaron esa obligación y solamente el Paraguay con su presidente Francisco Solano López, con dignidad, entereza y hasta con ingenuidad; con esa inocencia que parecen tener aquellos que son respetuosos y fieles a sus principios en medio de la traición generalizada por él desconocida acudió presuroso a defender al Uruguay cuando el Brasil lo atropelló en Paisandú.
Sin embargo la Argentina con Bartolomé Mitre como su presidente y Venancio Flores, depuesto y asilado uruguayo en Buenos Aires, implorante y rastrero personaje, ya hacia algún tiempo habían determinado juntarse con el Brasil en el Tratado Secreto de la Triple Alianza para someter al Paraguay: pacifica, prospera y brillante nación señera y ejemplar en toda América.
Con la candidez que tiene el probo y por desconocer las traiciones que se habían urdido en su perjuicio sigilosamente, el Presidente del Paraguay alerta a Mitre del atropello brasileño y solicita permiso para atravesar con sus ejercito el territorio Argentino con la intención de defender al Uruguay. Mitre guarda cobarde silencio y no contesta. Por segunda vez vuelve a advertir Lopez y solicita la correspondiente autorización para atravesar Corrientes y de nuevo el silencio artero del Presidente Mitre hace a todas luces evidente el contubernio y la confabulación traidora.
Ante el compromiso asumido, frente a la dignidad del pacto y en defensa del Uruguay, la mudez cómplice y tramposa de Mitre precipita los acontecimientos, López no tiene otro camino mas que ingresar en territorio argentino para llegar hasta el Uruguay, que era su único objetivo. Mitre con indignación actuada y desbordante hipocresía se rasga las vestiduras y declara la guerra al Paraguay, por la invasión militar del territorio argentino.
Para los que entonces desconocían los detalles ocultos de los acontecimientos y ante el hecho de la penetración de tropas paraguayas, pudieron ver justificada la indignación del Gobierno argentino. Pero cuando posteriormente se conoce el Pacto secreto de la Triple Alianza firmado por los tres paises con anterioridad a estos hechos, más la inequívoca intención de López de ir en defensa del Uruguay, le resta todo respeto y consideración a la actitud argentina asumida por decisión de su gobierno, de manera aviesa.
Sin embargo, se levantaron voces de genuinos representantes de la opinión publica que veían con claridad la injusticia de la traición ventajera y cobarde de los tres gobiernos.
Protestas como la de Juan Bautista Alberdi, José Hernandez, Carlos Guido y Spano, los caudillos de masas que se negaron a ir a la guerra y muchos mas, reconfortan y dejan a salvo el honor del pueblo argentino quien hablaba con ésas voces expresando su indignación. Ellas redimen a un pueblo que no aceptó la guerra, pero cubre aun más de ignominia y responsabilidad a su gobierno que siguió durante 5 años la masacre y el exterminio de todo la población, incluyendo sus mujeres, los ancianos y los niños.
Sus huestes mercenarias alentadas y hostigadas permanente por el estipendio y las manifestaciones petulantes e impías de su presidente Domingo Faustino Sarmiento quien sin disimulos manifestaba su desprecio y crueldad hacia ese pueblo devenido en ejercito al que no pudo doblegar, decía sin ambages: “... aun quedan unos pocos que morirán bajo las patas de nuestros caballos... ...No llama a compasión ese pueblo rebaño de lobos”, o su otra expresión mas canalla aun “... a los paraguayos hay que matarlos en el vientre de sus madres”.
Ya la guerra estaba terminada, los aliados tomaron Asunción, nombraron un gobierno sometido y elegido por ellos con paraguayos traidores que habían llevado consigo en sus barcos para la invasión.
Ofender la memoria de mi pueblo en la persona de su máxima autoridad y representación, no tiene disculpa con ninguna excusa.
Comparar al mariscal con Hitler tiene una perfidia imperdonable. El editorialista del diario La Nación no puede alegar desconocimiento o ignorancia.
Hitler exterminó judíos y los persiguió hasta morir, invadió paises vecinos, intentó imponer una ideología y someter al mundo. El mariscal López y la nación paraguaya nunca tuvieron intenciones expansionistas con ninguna excusa, jamás ha objetado la presencia de ningún semejante por su raza, religión, condición o procedencia, fue y es cauto, moderado y hasta resignado ante el fracaso de imponer sus derechos y disputar sus posesiones frente a la ambición de los vecinos, como lo es hasta el presente.
Siempre ha sido atacado y despojado a lo largo de toda su historia y en la guerra del 70 ha sido masacrado sin piedad hasta el exterminio. Hitler atacó a los paises de su entorno. López defendió al suyo del ataque y la ambición de sus vecinos. Hitler se suicidó. A López lo mataron porque no pudieron doblegarlo.
Alemania se entregó y se declaró derrotada. Al Paraguay nunca lo vencieron, lo eliminaron. No se rindieron; por eso los cobardes invasores no ganaron la guerra. El Paraguay no se entregó. ¡Terminó la guerra cuando el Paraguay murió!.
Finalmente el ignominioso comentario del diario La Nación aclara: que los Ministerios de Educación de los paises involucrados “han decidido morigerar los términos ríspidos de la historia como para disimular los enconos”.
¡Absurda pretensión de inicuos continuadores sin arrepentimiento de hechos injustificables del pasado!.
¿Que significa esto?:
¿ocultar la masacre de niños en Acosta Ñu, quemados en vida y degollados?.
¿Obviar la mención de la quema del Hospital de Sangre de Piribebuy?.
¿No mencionar el asesinato absurdo y ruin de Pedro Pablo Caballero y de los defensores de Piribebuy?.
¿El saqueo de Asunción?. ¿No considerar el despojo y desmembramiento del territorio del Paraguay luego de la guerra, concretado con el acuerdo cómplice del gobierno compuesto por traidores legionarios nombrados por los mismos invasores y al efecto, los que llegaron con ellos desde Buenos Aires?.
¿Afirmar que nuestra Región Oriental terminaba en el Rio Apa al Norte y nuestro Chaco al sur en el río Pilcomayo y que así fue siempre desde tiempos remotos?.
¿No contar a nuestros niños que si no fuera por la mediación del Presidente Rutherford Hayes de los Estados Unidos todo nuestro Chaco hubiera sido arrebatado por la Argentina?.
¿Y que esta sin más remedio y a duras penas, por la tremenda presión que significaba el acatamiento del fallo arbitral tuvo que conformarse únicamente con despojar al Paraguay y apoderarse del territorio que hoy le llaman Formosa?.
¿Disimular y no contarle a nuestros hijos que incendiaron y destruyeron las industrias de la nación, arrasaron con las fundiciones de Ibycui, e hicieron todo lo necesario para que el Paraguay se sumiera en la miseria y en la imposibilidad de recuperarse sin ninguna necesidad y de manera inútil para ellos?.
Y por último: ¿debemos negar acaso, que frente a una sola víctima, para sentirse fuertes, reunir coraje, tres cobardes gobiernos se juntaron para salir de caza, asaltar al Paraguay y buscar un botín?.
Hoy mas que nunca y frente a los hechos actuales, con esta provocación que reaviva mi memoria y me llena de indignación, creo firmemente que de manera oficial y publica, como una vez lo hiciera, con humildad, el papa Paulo VI por la Inquisición que causó tanta muerte y sufrimiento, la Argentina debe reconocer la injuria y pedir perdón al Paraguay por el irreparable crimen.
Pero el arrepentimiento y la súplica del perdón carecen de valor si se limita solamente a su invocación; eso no le confiere mas que un mérito formal a la aceptación de una verdad difícil de rebatir y ocultar.
Para que sea otorgada la absolución debe cumplirse tres condiciones por parte de quien la implora: El reconocimiento de la culpa. El propósito de enmienda y la reparación del daño ocasionado.
El reconocimiento lejos esta de la aceptación por parte de algunos como se evidencia en el articulo del diario La Nación de Buenos Aires.
El propósito de enmienda se halla tan distante de su cumplimiento como aquel, evidenciado en la pertinaz conducta del apoderamiento de nuestros recursos que tiene y luce el mismo ímpetu destructivo de la masacre de la Triple Alianza, en esta nueva guerra sin balas, por las represas de Yasyreta e Itaipú, con los mismos invasores de entonces: Argentina y Brasil,
Y la reparación del daño está más lejos todavia. El despojo que amputó nuestro territorio, concretado vilmente cuando los que defendieron la integridad y la honra de la nación, que eran los únicos que podían oponerse, ya no pudieron porque sus cadáveres aun frescos estaban caídos en el callejón de sangre que corre desde Paso Pucu hasta Cerro Corá, y no podían levantarse para gritarles la injusticia del despojo inicuo... ¡Eso merece reparación!.
Considerando, entre otros, la intencional aniquilación de la guerra consumada por tres “valientes” aliados, con el propósito de apoderamiento y exterminio de su pueblo; la destrucción de sus recursos y la complicidad de traidores legionarios que avalaron con su complacencia los despojos. Concluyo con convencimiento honrado y absoluto:
Si la Argentina tiene suficientes razones, el Paraguay tiene mayor cantidad de argumentos para reclamar la restitución de los territorios arrebatados que las que tiene la Argentina para demandar a Inglaterra las Malvinas.
Aprecio a esta nación en la que vivo, pero a la Nación Argentina que me reconforta, la de Juan Bautista Alberdi y la de los nombrados mas arriba, a la de los caudillos de la provincias que se opusieron a la guerra, a la de los que pidieron justicia, e incluyo entre esos nombres a José María Rosas, a Garcia Mellid, historiadores argentinos contemporáneos. Agrego a esta lista a la presidente electa de los Argentinos: Sra. Cristina Fernández de Kischner que alivia con su gesto y con la claridad de su expresión el dolor memorioso e imborrable de mi pueblo.
(1) Rubén Luces León Doctor en Medicina Residente en la ciudad de Buenos Aires Argentina
martes, 4 de diciembre de 2007
La guerra contra la triple alianza quedara en secreto
Esta vez no habrá revisión de la historia. Brasil acaba de anunciar que jamás hará públicos los archivos secretos de la guerra de la Triple Alianza contra Paraguay entre 1864 y 1870, considerada la entrada sangrienta del Cono Sur a la modernidad. Así ya no verán la luz los reales detalles sobre cómo se realizó el trazado de fronteras al finalizar el conflicto, un delineamiento que, se sabe sin documentación que así lo confirme, fue fraudulento. Sospechas, pues, que ahora morirán como tales.
La decisión de no revelar nunca aquellos documentos guardados celosamente bajo cuatro llaves la transmitió ayer el diario Folha de Sao Paulo e inmediatamente hubo repercusiones. Paraguay, país arrasado y —según varios historiadores— jamás recuperado de los estragos del conflicto, considera hoy como un hecho del pasado la guerra que sostuvo con Brasil, Argentina y Uruguay, unidos en la Triple Alianza, y las consecuencias que esa conflagración del siglo XIX tuvo para su país (como la pérdida de gran parte de su territorio y la aniquilación de la población masculina), admitió sin ánimos de reabrir viejas heridas, la canciller paraguaya Leila Rachid.
"Todo lo que forme parte de la historia es justamente eso, parte del pasado", sentenció la canciller cerrándole la puerta a cualquier roce diplomático.
Más de un siglo después "estamos viviendo en un momento absolutamente diferente en nuestra relación, no sólo con Brasil (sino también) con los miembros de Mercosur", agregó la ministra que justamente se encuentra en suelo brasileño en el marco de un encuentro integrador con colegas del bloque sureño, que se realiza en Belo Horizonte.
¿Por qué esta discusión ahora? Porque el gobierno brasileño acaba de decidir a principios de mes su intención de abrir viejos archivos secretos, incluyendo los de las dictadura de 1964 a 1985, entre otros documentos, en el marco de una intensa discusión sobre la apertura de los registros que involucran aquellos años de plomo. Pero inmediatamente se aclaró que los papeles clasificados en poder de la cancillería brasileña sobre la guerra de la Triple Alianza no saldrán de los cajones. Nunca.
La aclaración la recogió Folha de Sao Paulo de boca de un ministro del gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, cuyo nombre no fue revelado. Lo que aquellos documentos denunciarían y lo que justamente Itamaraty no desea que trascienda es cómo las autoridades brasileñas de la época sobornaron a árbitros que demarcaron fronteras, y lograron ocupar así territorios que pertenecían a Paraguay. Existirían además, en esos archivos, documentos que relatan atrocidades practicadas por los ejércitos de la Triple Alianza, agregó el ministro.
Según la misma fuente, el mantenimiento del secreto fue acordado inicialmente en una reunión entre Lula da Silva y el canciller Celso Amorim, y fue confirmado en la noche del miércoles, durante la primera reunión de la comisión de ministros creada para analizar la apertura de los archivos de la dictadura militar brasileña
El gobierno considera que la divulgación de esos documentos sería "dinamita pura", y reavivaría antiguos conflictos con países vecinos, por lo que Lula dispuso que esos archivos permanecerán protegidos por el "secreto eterno".
Esta guerra que se cobró la vida de al menos a 166.000 paraguayos, 50.000 brasileños, 18.000 argentinos y 3.100 uruguayos —según los estudios más actuales— enfrentó al Paraguay de Francisco Solano López contra la Argentina de Bartolomé Mitre, el Brasil del emperador Pedro II y el Uruguay de Venancio Flores. El conflicto originó muchos mitos fundacionales, porque se enlaza con la construcción de cada uno de los Estados nacionales que combatieron, y de ahí, la importancia de difundir esos registros históricos.
Los archivos condenados a la oscuridad incluirían indicaciones de que la Argentina también se habría beneficiado del trazado irregular de fronteras.
La decisión de no abrir esos archivos puede apenas ser modificada por la Comisión de Averiguación y Análisis de Informaciones Secretas, que reúne seis ministros, informó el diario. Pero nada se espera. El parecer de esa comisión debe ser aprobado en instancia final por el presidente Lula.
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SAN PABLO.
Dia del niño.
El amor a la patria el un sentimiento innato y tiene mucho de religioso. Por eso ocupan lugar preferente y honroso en las páginas de la historia, los hombres, niños y mujeres que se han sacrificado por ella, y por eso son frecuentes los hechos de abnegación sublime de que han dado los pueblos más vigorosos en su defensa.
El pueblo paraguayo, amante de su independencia como base inconmovible de toda libertad política y civil, prefirió cuando ya no se podía contrarrestar la avalancha de la alianza, abrir un ancho cementerio, y enterrarse todos allí antes que permitir su encadenamiento, por aquello de que "un pueblo libre muere, pero no se encadena..."
El Mariscal el 13 de agosto, se puso en marcha acompañado de los oficiales de su cuartel general, junto con el primer cuerpo de su ejército. La probabilidad de un próximo combate no abatió nuestro espíritu, muy al contrario ibamos impregnados de un ardor entusiasta que produce el patriotismo fanático, y dispuestos a luchar hasta morir y terminar una campaña que iba haciéndose muy prolongada, arrastrando miserias con sigo.
Se detuvo el Mariscal unas dos horas en Caacupé y mandó a decir a las numerosas mujeres que seguían al ejército, que podían hacerlo si quisiesen, pero que no estaban obligadas.
El día 16 de agosto, un enviado del general Caballero le trajo la noticia de que éste venía en retirada por el campo de Barrero Grande, perseguido de cerca por numerosas fuerzas enemigas. El Mariscal, con su habitual calma recibió esta noticia y enseguida mando a decir con el oficial al general Caballero que hiciera toda la resistencia posible.
Después de esto llamó a su presencia al capitán Miranda y le dijo: "Quédese usted aquí, porque ya no conviene llevar tras del ejército a mujeres, niños y heridos. No le dejo a usted de carnada, sino para prestar un importante servicio a la Patria, en el sentido de evitar que el ejército invasor haga mayores cosas. Tenga cuidado de no presentarse a ellos como pasado, porque no le han de tener consideración. Use con ellos mucha diplomacia y no les cuente a donde voy ni el camino que he tomado. Le encargo especialmente que no tome armas, usted es demasiado jóven aún y llegará con el tiempo a prestar importantes servicios a su país..."
También dió la orden el Mariscal al cura párroco José Nuñez para que notificara a las numerosas familias que iban acompañando al ejército que volvieran a sus hogares, y que el jefe Miranda quedaba encargado de protegerlos. Muchas familias acataron la disposición, pero otras prefirieron seguir la suerte que la Prividencia deparara al ejército.
Quedó así Caballero, una vez que pudo huir, a cargo de los flamantes integrantes del "Batallón 40", compuesto por niños que contaban entre 6 y 14 años, intentando conducir las pesadas carretas cargadas con municiones, pertrechos y provisiones, que se atascaban al atravesar aquella zona pedregosa surcada por cuestas y colinas. A estos niños los disfrazaron con barbas postizas hechas con las crines de los caballos muertos. Como armamento, portaban un palo tallado con forma de fusil para que a la distancia el enemigo creyera que eran hombres armados. Ancianos voluntarios y heridos, se agruparon en torno a ellos procurando hacer más sólida la resistencia. Sus madres y hermanas aguardaban escondidas entre los matorrales para prestarles auxilio. En muchos casos, se unieron a sus hijos en la lucha. Caacupé había sido tomada, Piribebuy estaba ardiendo, la fundición de hierro de Ybycuí fue desmantelada y destrozada hasta los cimientos, inclusive un río desviaron los aliados para inundarla. El hambre y las enfermedades diezmaban las tropas paraguayas. Aun así los niños se irguieron para defender a la Patria. Los comandaba Caballero y junto a ellos se hallaban unos pocos veteranos al mando del coronel Bernardo Franco y el coronel Florentín Oviedo. A las 8 de la mañana los 4.000 combatientes nacionales fueron alcanzados por las fuerzas aliadas, al salir al campo raso de Barrero Grande, llamado Acosta Ñu, por haber pertenecido a Juan Blas de Acosta Freyre. Las fuerzas atacantes sumaban 20.000 hombres de las tres armas. El conde D'Eu era el jefe de todas las brigadas de este ejército. Caballero tiende su línea defensiva ubicándose en el ángulo formado por los arroyos Yuquyry y Piribebuy, donde sus fuerzas resisten sangrientos embates de los adversarios.
La batalla duró hasta las cinco de la tarde. Los avezados jinetes brasileros que se les abalanzaron encima y que al percatarse de que eran solo niños, los masacraron sin compasión. Los brasileros pasaron a degüello a todos los que encontraron a su paso y siguiendo con su política de total destrucción, le prendieron fuego al campo diseminado de muertos y heridos.
El Conde D´Eu, un sádico en el comando de la guerra,....después de la insólita batalla de Acosta Nú, cuando estaba terminada, al caer la tarde, las madres de los niños paraguayos salían de la selva para rescatar los cadáveres de sus hijos y socorrer los pocos sobrevivientes, el conde D´Eu mandó incendiar la maleza, quemando vivos a los niños heridos y sus madres. Mandó a hacer cerco del hospital de Peribebuy, manteniendo en su interior los enfermos – en su mayoría jóvenes y niños – y lo incendió. El hospital en llamas quedó cercado por las tropas brasilera que, cumpliendo las órdenes de ese loco príncipe, empujaban a punta de bayoneta adentro de las llamas los enfermos que milagrosamente intentaban salir del la fogata. No se conoce en la historia de América del Sur por lo menos, ningún crimen de guerra más hediondo que ese.
La orden era, no dejar vivo ni el feto de mujer embarazada...
“Cuanto tiempo, cuantos hombres, cuantas vidas y cuantos elementos y recursos precisaremos para terminar la guerra. Para convertir en humo y polvo toda la población paraguaya, para matar hasta el feto en el vientre de la madre” (Caxias en informe a Pedro II)
Fuentes: MEMORIAS O REMINISENCIAS HISTÓRICAS DE LA GUERRA DEL PARAGUAY del Coronel Juan Crisóstomo Centurión sobreviviente de la Guerra Guazú. Tomo IV capítulo 5.
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Bendita la mujer Paraguaya
Las destinadas eran aquellas desgraciadas mujeres acusadas o sospechadas de traición, encubrimiento o complicidad en contra del mismo Mariscal o la causa, que al final de cuentas eran lo mismo. A muchas la desesperación de ver tantas muertes, el deber de protección de sus familias y el temor al futuro las forjó en acero, haciéndolas fuertes guerreras, verdaderas amazonas de su tierra; pero a otras la misma desesperación de ver las mismas muertes, la desesperación del hambre, el abandono y el trabajo a los que muchas no estaban acostumbradas y sobre todo el terror de las torturas y ultrajes al que serían sometidas si cayeran como prisioneras de guerra, las destruyó de tal manera que fueron capaces de planear e intentar asesinar a todos los que fuera necesario para que la guerra terminara.
El lobo hambriento no perdonará a nadie, y a los pocos que sobrevivan les succionarán el mínimo de fuerza que les quede en sus músculos, tirándolos a trabajar como esclavos en los yerbatales, en los algodonales, en sus orgías de terror. Y las mujeres, las que sobrevivan las contiendas, desearán haber muerto que sentir la lascivia infernal de cientos de hombres, de bestias carroñeras.
http://marquesdeolinda.blogspot.com/
Nombramiento del General Lopez como presidente del Paraguay
El PResidente de la República del Paraguay, y General en Jefe de sus Ejércitos.
Por cuanto el honorable Congreso Nacional acaba de dictar la siguiente ley:
Art. 1°- Nómbrase por aclamación general Presidente de la Repúblicadel Paraguay al Brigadier ciudadano Francisco Solano López, por el período legal de 10 años.
Art. 2°- Habiéndo prestado ante el Congreso Nacional el juramento que ordena la Ley Patria, una comisión de 10 diputados pondrá al General López en posesión de la presidencia de la República.
Art. 3°- Una copia autorizada de la presente ley, con el gran sello del Estado, servirá de título al Presidente de la República. Publíquese. Asunción, octubre 16 de 1862. Nicolás Vázquez. Siguen las firmas. Ciriaco Molina, Diputado Secretario.
Por tanto publíquese y comuníquese a quienes corresponda.
Asunción, octubre 16, de 1862.
Francisco Solano López - Francisco Sanchez.
Habitantes de la Nación:
El voto unánime de vuestros representantes acaba de elevarme a la suprema Magistratura de la República. Sinceramente dedicado al servicio de mi Patria, me he hecho cargo de tan ardua tarea.
Antes de fallecer don Carlos Antonio lo elige como Vicepresidente a su primogénito Francisco, pero que, como éste aunque más culto que los demás, nunca había participado en asuntos políticos y era de una conocida vida libertina, despierta los rencores de sus hermanos menores, hasta el de su madre misma, quien durante la guerra intenta matarlo con veneno.
Por ley , al fallecer Don Carlos, asume la vicepresidencia provisoria según la Ley 3 de noviembre de 1856 y artículo 5°, acatando la voluntad del finado...
Luego al producirse las elecciones en el Congreso, es electo presidente constitucional Francisco Solano López.
Entre 1856 y 1862, preside el Gobierno Provisorio el Ministro de Gobierno Francisco Sanchez, Vicepresidente de Don Carlos.
EL MARISCAL DE LA GLORIA Y LA IGNOMINIOSA TRIPLE ALIANZA
Desde 1857 el gobierno de Buenos Aires estaba digitado económica y políticamente por Inglaterra, que pretende hacer de Argentina “una avanzada del Imperio Británico”. Apoyo que le retira a Urquiza, respaldado por Brasil, y concluye tratados con ese Imperio para el hipotético (sic) caso de una guerra de Brasil con Paraguay, y éste a su vez lo apoyaría contra Buenos Aires.
Llegado el momento de la invasión de Flores al Uruguay, el usurero brasileño Barón de Mauá soborna a Urquiza –personaje cromosómicamente sobornable- para evitar que intervenga en Uruguay apoyando a los sucesivos gobiernos constitucionales de Berro y Aguirre y a los defensores de Paysandú comandados por Leandro Gómez.
El Presidente paraguayo, Mariscal Francisco Solano López, interviene en apoyo de Bero y su legítimo gobierno. Intercambia correspondencia con Mitre para que retire su apoyo a Flores, pero el representante plenipotenciario uruguayo ante Buenos Aires, el nefasto Andrés Lamas, firma un protocolo con el Ministro de Asuntos Exteriores de Argentina, Elizalde, concluyendo las cuestiones y reclamaciones orientales ante Buenos Aires y nombrando futuro árbitro al Emperador de Brasil, lo que obliga al presidente López a retirar su apoyo al Uruguay. Una vez más Lamas sirve a cualquier gobierno, menos al que representaba.
Con el aval inglés, Brasil invade Uruguay. Mitre consiente, y todos piensan que Paraguay no va a enfrentarse con Argentina y Brasil juntos, para defender la autonomía y soberanía oriental. Craso error de apreciación de la diplomacia británica y mitrista, porque el Gobierno de López presenta en la Legislación brasileña en Asunción una nota del 30 de agosto de 1864 en que manifiesta que considerará “cualquier ocupación del territorio uruguayo como atentatorio del equilibrio de los Estados del Plata”.
Se juegan de esta forma las últimas cartas del drama. Brasil invade nuestro suelo el 12 de setiembre, y a su vez el Presidente López, en defensa del Uruguay, inicia hostilidades ocupando Mato Grosso el 12 de noviembre. Las fuerzas orientales son cercadas en Paysandú por el Gral. Flores y las tropas imperiales de Brasil, y el Gral. Leandro Gómez se cubre de gloria en defensa de la Patria. Vibrantes proclamas de nuestro general inflaman de pasión artiguista y de valor a los abnegados sitiados que resisten en una proporción de 1 a 12 a los brasileños de Mena Barreto, la escuadra de Tamandaré y los hombres de Flores, al que Leandro Gómez define como traidor y vendido, en sus proclamas encabezadas por la consigna “Independencia o Muerte”.
Finalmente el 2 de enero de 1865 cae Paysandú regada por la sangre de sus defensores, y el Mariscal López solicita a Urquiza que autorice a sus fuerzas a pasar por su territorio para defender Montevideo, y ante la negativa de Urquiza, la capital es ocupada por las tropas imperiales el 20 de febrero. Bien señala el historiador argentino José María Rosa que esa fecha fue elegida por los invasores para dejar bien en claro que se estaban cobrando la derrota de Ituzaingó.
Se formaliza entonces la Triple Alianza del 1 de mayo. Flores tiene que pagar tributo al apoyo imperial y argentino y arrastra al Uruguay a participar en la campaña contra el Paraguay.
Ese fue el pago de Venancio Flores al apoyo recibido, bajo la mirada aprobatoria del Ministro inglés Thornton, que deseaba vender las supuestas afrendas del Paraguay a su imperi.
Pero la realidad es que Paraguay era un país floreciente, con estabilidad económica y monetaria, que tenía vías férreas, fundiciones, telégrafo; era una nación próspera, evolucionada y poderosa, lo que era intolerable para los imperios de la época: el británico y su socio menor el brasileño, y para el no consolidado unitarismo xenófilo porteño.
Los aliancistas son derrotados en Estero Bellaco Curupaity, pero a su vez derrotan a las fuerzas paraguayas en Yatay, Boquerón, Tuyutí, etc. Venancio Flores sostiene en la parte de la batalla de Yatay que los paraguayos luchaban como “bárbaros”. Sin duda el término evoca la ideología de otro notorio genocida, Domingo F. Sarmiento, con quien comparte el mismo patrimonio ideológico antinacional y antipopular, proyectado hasta nuestros días en sus numerosos herederos políticos que plagan el continente americano, sostenidos en el poder por obra exclusiva del dinero.
Bien dice Carlos M. Maeso en la obra “Glorias Uruguayas”: “El General Flores equivocaba los conceptos cuando decía que los paraguayos peleaban como bárbaros; los paraguayos peleaban como héroes, como combate quien defiende el suelo de la Patria”.
Finalmente se cierra en Cerro Corá el triste capítulo de la ignominiosa Triple Alianza propiciada por Inglaterra. Allí, con heroísmo, luchan 180 paraguayos contra 4.000 brasileños, inmolándose en defensa de la Patria del Mariscal de la Gloria Francisco Solano López, dos de sus hijos, de 18 y 15 años. Uno de ellos, Panchito, intimado a rentirse, prefiere morir peleando al igual que el Mariscal, con su consigna VENCER O MORIR.
El Mariscal López había cometido un solo “error”, crear un país próspero y de vanguardia para la época, y jugarse en defensa de los intereses supremos de su Nación, que es la ley suprema de todo gobierno genuinamente nacional.
Gloria eterna al Mariscal Francisco Solano López, imborrable en nuestra memoria, al igual que en la de su puebo, y vergüenza eterna para los orientales de la Triple Alianza, para el Imperio de Pedro II y para el unitarismo extranjerizante porteño.
De: Daniel A. Alfonso, Periódico Nación, Año I Nº 4